El póker ya es una pasión a nivel mundial. Despierta, iras, alegrías, tristezas, esperanzas. Es un juego hermoso y apasionado. Y más allá de su sentido globalizado, tanto es España, como en todos lados del mundo, tiene una baraja específica: la llamada baraja francesa. A diferencia de la española (48 cartas), cuenta con 52 aunque ambas están divididas en cuatro palos, que se diferencian con dos colores: negro (trébol y pica) y rojo (corazones y diamantes).
Esta baraja cuenta con la J, la Q y la K y si bien la llamamos francesa, su origen es otro: inglés. Es por eso que la J significa jockey (Jinete), la Q es la reina (queen) y la K es el rey (king). Cuenta con los ochos y los nueves, cartas que solamente se utilizan en la baraja española para determinados juegos. Y, por supuesto, no participan del póker los jockers.
Esta significación se debe a que estas figuras están hechas y dedicadas a personajes históricos y bíblicos. Julio César representa al rey de diamantes, lo mismo que David, quien venció a Goliat, sería el rey de picas, Carlomagno tiene su representación en el rey de corazones y Alejandro Magno en el rey de trébol. Siguiendo con las caracterizaciones, Palas de
Atenea sería la reina de picas y Sir Lancelot, el valeroso caballero de la mesa redonda, estaría figurado en la J de trébol.
Por otro lado, son varios los materiales que se utilizan para la producción de estas cartas. Ellos son el cartón, el papel, cartulina. Aunque las ideales son las que son las de plástico, o bien, plastificadas, para que no sufran ningún daño y tengan una prolongada duración. Sean de papel o de plástico, poco importa a la hora de jugar y de ir en busca de la victoria.
